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jueves, noviembre 24, 2011

CINCUENTENARIO DE LA VÍA RABADÁ/NAVARRO





1962/2012 CARA OESTE DEL NARANJO DE BULNES



“21-6-1962. Escalada realizada por la cara oeste, con un tiempo formidable para lo que nos esperábamos de Picos. Algo de niebla durante la excursión por esa pared, la más hermosa y formidable que hasta la fecha hemos conocido. Somos dos excursionistas Zaragozanos que nos sentimos orgullosos de poder ofrecerla desde estas líneas, a todos los montañeros españoles que alguna vez han soñado con la escalada de esta provocativa pared.”

Alberto Rabadá y Ernesto Navarro ( Antiguo libro de cumbre del Picu Urriellu)

El día 16 de agosto de 1963 a las ocho de la mañana, Herman Geiger, piloto de los glaciares y jefe de salvamento con base en Grindelwald, acercó su aparato a la cara norte del Eiger. Su entrenada vista distinguió a dos hombres en el nevero de la Araña Blanca, dos cuerpos inmóviles cubiertos en parte por la nieve, uno de ellos de pie, en actitud de asegurar a su compañero. No pudo detectar ninguna señal de vida en ellos.

El alpinista y escritor austriaco, Tony Hiebeler, había organizado horas antes una expedición de socorro por la arista oeste a la que se sumaron los guías italianos Roberto Sorgato e Ignacio Puissi, el extraordinario escalador norteamericano John Harlin, que perdería la vida tres años después en la propia pared, y una pequeña armada española compuesta por los hermanos Regil: Jose Mari y Andrés, Ángel Landa y el hombre base de los maños, el también zaragozano Luis Alcalde. Su intento de auxiliar a los bravos aragoneses desde la cresta cimera, por las salidas de la arista Mitteleggi, fue en vano.

Alberto Rabadá y Ernesto Navarro, de 29 y 28 años de edad, habían fallecido por agotamiento, en la quinta noche en la pared, bajo condiciones extremas.

Desde la estación Kleine Scheidegg, horas después, Luis Alcalde pudo confirmar desde un telescopio el desenlace de la tragedia. El temporal había amainado y el sol del atardecer que había aparecido al fin acariciaba los cuerpos sin vida de la cordada en el nevero de la Araña. Habían muerto dos hombres. Había nacido un mito.

Eran tiempos grises, aquellos cincuenta del pasado siglo. Racionamiento y miseria campaban a sus anchas en una España que apenas se recobraba de la mayor tragedia de su historia.

A pesar de las circunstancias, de las carencias, y de la infinita tristeza que atenazaba los espíritus, en Aragón, la región de la voluntad y la reciedumbre, una generación de niños de la guerra se estaba forjando en las paredes de Riglos sin apenas medios, espléndido ejemplo para futuras generaciones de escaladores.

De todos ellos, dos hombres, Alberto Rabada y Ernesto Navarro estaban llamados a convertirse en la más brillante cordada del siglo XX en España. Su estilo, dotado del genio de Goya, de la voluntad y la intuición de Cajal, dibujaría a lo largo de nuestra geografía los trazados más bellos, las vías soñadas.

Y si hay alguna ruta que se alza como un monumento a sus autores, que ha sido la piedra de toque para varias generaciones de alpinistas, que es venerada por todos, es la Rabadá/Navarro a la cara oeste del Urriellu, la primera vía en la pared de poniente del Picu.





A lo largo del casi medio siglo de existencia de la ruta el material y la técnica han evolucionado lo indecible, aun así, la escalada de la Rabadá/Navarro conserva intacto su prestigio, su graduación 6a/A2 (6C+) para un recorrido de 750 m sobre un desnivel de 500 m, nos da una referencia clara sobre lo que nos encontraremos al afrontar su ascensión.

Si aquel aciago verano de 1963, una tormenta aún más persistente que la determinación de nuestros bravos aragoneses no hubiera acabado con sus fuerzas en el nevero de la Araña. Digo con sus fuerzas porque ni el mítico Ogro pudo con su voluntad. Cuando los equipos de rescate llegaron a avistarlos- sus cuerpos solo pudieron ser recuperados cuatro meses después- encontraron a la cordada en correcta posición de escalada, algo inaudito de observar, incluso para los curtidos helvéticos expertos en cien tragedias alpinas. Nunca sabremos que hubiera sido de los Maños, donde hubiera estado su límite como escaladores, pero nada nos impide soñar con ello.

Desde La Revista Digital Montaña Montaña y de manera independiente a otras iniciativas que estamos valorando, hemos comenzada un homenaje, en el fondo, para todo el alpinismo español. A lo largo de las semanas y meses siguientes aprovechando el aniversario que se aproxima, iremos entrevistando a los alpinistas y escaladores del Picu, a todos los que podamos, profesionales o amateurs, y siempre les preguntaremos por la Rabadá/Navarro: La vía soñada.



.......................... Alfredo Íñiguez 2011