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martes, noviembre 22, 2011

UNOS EXTRAÑOS ESCALADORES


...............................................Un viaje por Vilafranca













“Fuerza, equilibrio, valor y cordura”: Cualquier alpinista firmaría, sin dudarlo un instante, este conjunto de calificativos como lema para la práctica del montañismo y la escalada, porque quien posea estos atributos en la debida proporción será un excelente practicante del deporte de las paredes y las cumbres.

Pues miren ustedes por donde, Josep Anselm Clavé, (Barcelona 1924) poeta, compositor y director de música, cofundador de “La Fraternidad”, el primer diario comunista de España, y padre de la música coral en nuestro país; en su obra “Los Xiquets de Valls” utiliza los anteriores términos para definir los atributos precisos de un casteller que se precie.

Hace unas semanas tuve la inmensa suerte de darme una vuelta por Vilafranca del Penedès, la capital vitivinícola de Cataluña. Ni me sorprendieren sus caldos, ni sus cavas. Aluciné con sus castillos humanos.











Sus "rocódromos" para entrenar...



Esta enxaneta es de origen asturiano. Se llama Xana.




-Alfredo, procura ficar el cap entre les espatlles... (él de les pulseres)

Vivimos extraños tiempos. España es un país donde no hay distancias kilométricas y tal parece como si a otros efectos estuviéramos separados por abismos insondables. El empeño de ciertos individuos en crispar, segregar y desunir, es patológico. Cuando el ánimo es el contrario, somos y estamos en el mejor lugar del mundo para vivir, con mayúsculas.




-“Alfredo, procura ficar el cap entre les espatlles, si es cau el castell pots portar una bona hòstia”

-¡Mi madre amigu! Soy de Gijón. Entendí lo de la hostia. Como no me lo traduzcas tiro el castillete abajo.

Entre el descojone general de la pinya, que es la base del castell, recibí de nuevo el consejo en perfecto castellano.

No pude sustraerme a la tentación de levantar la cabeza, de vez en cuando, para ver como los chavales, en la parte más alta, niños, cargaban el castell.


















Hablando de la canalla (Los chiquillos). A uno, se le eriza el vello viendo escalar a los guajes hasta la cima del castillo, cuando la enxaneta, la niña que corona, levanta la mano en la cúspide, la emoción en la plaza es indescriptible y ocurre algo maravilloso dentro del castell, aunque no puedas ver desde tu posición que el castillo está cargado, una corriente eléctrica sacude toda la torre en ese instante. Y a más, a más: Se inicia el descenso: hay que descargar el castell, como en la montaña, aquí también “la cumbre está en el valle.”










Que no les sorprenda lo de los guajes, viéndolos jugar en los parques a hacer castillos no es de extrañar la afición. En los adultos quizás esté más racionalizada, pero el sustrato creo que parte de la tradición y de una sensación general de piña, de ausencia de clase y posición social, de unión, solidaridad y compañerismo. Las agrupaciones de castellers se llaman collas

¿Vendrá de collaciu ?

....................................Alfredo Íñiguez 2011