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martes, marzo 20, 2012

Ya están aquí.

La literatura y el alpinismo poseen una extraña esencia común. La literatura inspirada en la montaña es extraordinaria y vastísima. El alpinismo discurre en el tiempo de los hombres de la misma manera que las generaciones literarias: aparentemente por sorpresa. A toro pasado, uno se da cuenta de que esos grupos geniales de artistas de la cuerda o de la pluma despliegan toda su inspiración cuando al resto de la sociedad le llega la mierda a las orejas.

La Generación del 98, la del 27, los alpinistas de postguerra o la banda ochentera están todos recortados desde un mismo patrón: crisis económica y política profunda, cuando no una amoralidad manifiesta y persistente en el fondo y en la forma. (quedan los ejemplos pertinentes a la sabia discreción del lector y sus gustos).

No se puede escribir lo que no se imagina -o se padece-, como no se encontrará jamás en las alturas lo que uno no lleve en el corazón. El folio en blanco y la pared virgen causan el mismo vértigo. Surcar sus vericuetos imprevisibles parecido gasto de adrenalina. Los folios inmaculados de los Picos de Europa tienen el mejor de los gramajes, siempre ha sido así y por esa razón se merecen las plumas más inspiradas.

Este invierno una generación señalada se ha desatado -o se ha atado, según se mire- en la coronada Peña Santa y en el resto de la Cordillera Cantábrica. Por supuesto que ya estaban, y eran, hacía tiempo, mas siempre surge un año genial, pura catarsis. Que, además, coincida con el cincuenta aniversario de la apertura de La Rabadá/Navarro a la Oeste del Picu, parece un guiño a la propia historia piquista.

No son solo las aperturas. Iñaki, Vidal, Manu, Martín, Fernando, Víctor y otros etcéteras tan notables como los que cito, están desplegando un poderío insultante, por doquiera.

Y saben ustedes lo mejor… ¡¡¡apenas ha empezado el año!!!

A. Íñiguez 2012


viernes, diciembre 16, 2011

La Pipa de Rebuffat

XVII SEMANA DE MONTAÑA DE VILLAVICIOSA


CARLOS SORIA




Foto: PEPE GARCÍA





La exposición de Carlos Soria, ayer en Villaviciosa, sustentada en la sencillez que adorna a los sabios, resultó lúcida, esclarecedora y emocionante.

Cuando la suerte se alía con el conocimiento y nos permite acodarnos con uno de estos sujetos tocados por los dioses, cuando su nave atraca en nuestro puerto, deberíamos brincar un pericote a su salud… y a la nuestra.

En un schottisch correctamente ejecutado se ha de girar en el espacio de superficie de un ladrillo o baldosa y mirando siempre al frente…con la otra mano, metida en el bolsillo del chaleco y con los dos pies juntos, el bailarín gira en redondo sobre las plantas de sus pies de gato. Cuando la vía lo exige, el chulapo da tres pasos hacia atrás, otros tres hacia delante y reinicia la escalada. Se puede aprender a bailar el chotis en las Vistillas, a la vera del Palacio Real, en la Pradera de San Isidro, durante las fiestas del santo patrón de Madrid…y, como no, en la Pedriza. Carlos entrena el chotis todos los días a la sombra del Yelmo, cuando no esta marcándose un sietemil virgen, o un ochomil de esos.

Los alpinistas que distinguen siempre entre el miedo y el sexto sentido deben poseer un séptimo don, un séptimo dan, o ambas cosas. Eso debe ser el sentido común. El que le ha permitido al maestro superar indemne más de cuarenta expediciones a los Himalayas.

Escribió Miguel de Unamuno: No cabe decir en qué tal cima es distinta de la otra, como no cabe expresar en qué se diferencia el gusto de un manjar del de otro manjar cualquiera. Unamuno lo redactó y Carlos lo practica. Es más, definía en su diccionario María Moliner al amor con esta acepción: Deleite o gusto con que se ejecuta una obra”. Así sube Carlos a las montañas. En su rostro apergaminado por mil soles deben ver sus nietos la felicidad, no saben la suerte que tienen. Enseñar nuestra pasión es darnos enteros, es abrir nuestro corazón y vernos a nosotros mismos unos años atrás, sufriendo en una cuesta; radiantes de felicidad, tras superar aquel difícil pasaje o henchidos de orgullo al alcanzar la cumbre añorada. Lo demás, no es cosa nuestra. Jornada a jornada desgranamos la arena de nuestro reloj, pero hay individuos que poseen más cuerda que los demás.

Hay una generación de alpinistas irrepetible: Rabadá, Navarro, Landa, Udaondo…la de Carlos Soria. No hay más que hablar.

-¿Conociste a Rebuffat?- Le preguntó Pepe García a Carlos ayer en una sobremesa inolvidable.

-Sí, lo conocí en un refugio y aluciné, no paraba de echar cagamentos en gabacho, menudo cabreo que tenía, se le había roto la pipa y estaba intentando arreglarla con un trozo de esparadrapo…

No va más señores.

......................................................... Alfredo Íñiguez 2011




miércoles, diciembre 14, 2011

UN CAFÉ CON LA VIDA

XVII SEMANA DE MONTAÑA DE VILLAVICIOSA.

Pepe García, Los Picos de Europa en los años 70.

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Ir a la semana de montaña de Villaviciosa es un lujo para el espíritu.

Los del Llama Ello tal parece que le hubieran birlado la poción mágica a Panoramix: con apenas setenta socios y bajo la dirección incombustible de Juan Parrondo, despliegan unas actividades que no harían setecientos. Su semana de montaña va por la décimo séptima edición, con un mínimo presupuesto, pero con mucha inteligencia la van sacando adelante con dignísimos resultados, como el de ayer, donde el montañero, pintor, filósofo y amigo Pepe García (que encima ye de casa) deleitó al respetable.

Sietes, es una recoleta aldea de Villaviciosa, plagada de hórreos centenarios, por la que discurre el hermoso camino senderista que desde Gijón conduce a Covadonga. A los de Sietes los llaman “los pelegrinos” y eso es así porque sus habitantes han forjado tradición popular del ir a ver a La Santina. Esas excursiones a la sombra del Sueve con rumbo al Macizo de Poniente prendieron en el alma de mi amigo su pasión por las montañas, y por la vida.

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Érase que se era, el pasado siglo. Ya mediada la centuria, pasaban los años con una lentitud exasperante para los que éramos niños entonces. Había unas instituciones que a los infantes nos causaban terror: los tribunales. Casi siempre ubicados en viejas casonas espectrales, accedías arrastrado, presa tu mano temblorosa de la zarpa inmisericorde, normalmente, de mamá. Ascendías por crujientes escaleras de madera apolillada y barandillas temblorosas de hierro forjado hasta una estancia de techos infinitos donde eras abandonado a tu suerte.

Dependieran de los conservatorios de música, de las escuelas de artes y oficios o del bachillerato, los tribunales estaban compuestos por aquellos seres infames, servidores seguro, de Cthulhu, sacerdotes de Azathoth, catedráticos y profesores de rostros impenetrables, curtidos en mil interrogatorios que, tras una mesa enorme, sobre una tarima inescalable, escrutaban tu alma con aviesa mirada hasta marchitarla: en las reválidas…en los exámenes…en los ingresos.

Y en la vieja Vetusta, hubo de presentarse Pepín para ser torturado. Él, que venía de un pueblecito, quedó impresionado por la noble y antigua capital asturiana. Había estado practicando semanas para la prueba de dibujo a mano alzada. Cuando entregó el trabajo, observó como aquellos sujetos, grises como sus trajes, se lo pasaban de mano en mano mientras le lanzaban miradas de soslayo. Lentamente, avanzó hacia él uno de aquellos… “¿Podría usted repetir el ejercicio?”. El pánico se apoderó de nuestro héroe que, a pesar del temblor que desde las criadillas ascendió hasta la nuca, comenzó a dibujar de nuevo… Tras unos breves instantes, el profesor le retiró la hoja y se fue mascullando… “Este chiquillo es un artista”.

Sí en aquel momento hubiera sabido el tribunal lo que Pepe García, en su inocencia bíblica, había entendido por mano alzada, caen sus miembros fulminados. Mano alzada, para él, era simplemente no descansar la muñeca al tirar los trazos, ni el antebrazo, ni el codo. Mano alzada ¿qué iba a ser? Pues “mano alzada”, la extremidad en el aire, sin apoyar. ¡Si el propio nombre lo dice!

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Esta anécdota que Pepe me contó en cierta ocasión describe el carácter del ponente de ayer. En los tiempos que corren cargados de tecnificación y pamplinas, darse una vuelta por los precarios setenta de la mano de la ironía cargada de emoción y cariño por nuestros Picos, es como abrir una ventana a un fresco amanecer. Con el soporte de una colección de antiguas y muy cuidadas imágenes (digitalizadas), adornado todo ello con abundantes y atinadas referencias literarias desde Lueje a Rebuffat pasando por el inefable Pedro Pidal, el ponente nos llevó de la mano por majadas y jous.

Recordar aquellos equipos, perdón: no-equipos con los que la mayoría salíamos al monte, nuestra inocente ignorancia que se suplía a base de ilusión, aquella soledad en las excursiones, los viejos refugios y sus guardas, como Remis, aquellas pifias en toda regla por las que absolutamente todos pasamos, la increíble emoción que nos embargaba al alcanzar aquellas cumbres soñadas, nos devuelven al viejo espíritu piquista, y porque no decirlo, también nos descargan unos cuantos años de la chepa.

A los jóvenes, y ayer había unos cuantos en el hermoso teatro maliayo, se les salían los ojos de las órbitas comprobando como eran las cosas. Como comentaba uno de ellos al final de la charla: “Nos subimos a una silla y pensamos que hacemos algo. Ver y oír estas historias nos demuestra que en la vida casi todo está hecho”.

No sé si todo está hecho, pero como dice Pepe: “A veces, presta tomarse un café con la vida”.

Enhorabuena.

................................Alfredo Íñiguez 2011

viernes, diciembre 02, 2011

ÁLVARO NOVELLÓN: Alpinismo para el siglo XXI

SEMANA GIJONESA DE MONTAÑA


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La de ayer fue una conferencia impecable. A la vieja usanza. Una seleccionada colección de imágenes de calidad adornadas con el soporte de algún pequeño video y una exposición brillante, con ritmo, claridad y pasión alpinista. Registró el Jovellanos una muy buena entrada, pero sin duda Alvaro Novellón se merecía un lleno en el teatro, máxime, teniendo en cuenta que a todos los efectos es un hombre de la casa; un piquista enamorado del Urriellu, un “gallu”, como comentaba Claudio Sánchez “Tito” en las tertulias postreras.

Su afición a las vías bigwaleras del Picu, siempre realizadas en invierno, da la medida de este alpinista madrileño afincado actualmente en el pirineo. Repasó sus ascensiones por “Zunbeltz”, “Pilar del Cantábrico” y “Sueños de Invierno”, así como su primera repetición a la obra maestra de Silvia Vidal y Pep Masip, “Tramuntana” con la que cerró la proyección.

En todo momento evocó su admiración por los aperturistas de estas rutas. Lo hizo desde una humildad auténtica que le define y le honra. Gustó mucho su exposición sobre la apertura de “Asamblea de Majaras”, un M5 de 1.000 metros en la Patagonia con un tercio final muy duro, incluso tétrico, de “mírame y no me toques”. Alto nivel.

Alpinismo para el siglo XXI. El mismo que practica en el Himalaya. Las imágenes expuestas para contarnos sus ascensiones al grupo de los Latok no dejan lugar a dudas. Estos jóvenes practican un alpinismo de compromiso y alta dificultad realizado, además, con una extraordinaria limpieza, lo que comporta -siempre ha sido así a lo largo de la historia del alpinismo de vanguardia- un elevado riesgo.

Desgraciadamente pudimos comprobar esta cuestión a través del relato de Álvaro del accidente en el que perdió la vida su compañero de cuerda, Óscar Pérez, durante el descenso del Latok II. A todos los espectadores se nos quedó mal cuerpo; a pesar del extraordinario esfuerzo del propio Álvaro para avituallar a su compañero herido en la cresta del Latok y dejarlo en las mejores condiciones posibles antes de iniciar su descenso en solitario, por el que ayer pasó de puntillas.

Aunque todos sabemos que hubo de ser extremadamente complicado en lo técnico y, por supuesto, en el aspecto mental: a la postre y a pesar de la movilización que desde España se organizó, fue materialmente imposible llegar a tiempo al rescate del alpinista herido.

La Semana de Montaña Gijonesa, ha muchos años que es un referente en y para el alpinismo español. Es lógico que de forma y manera independiente de las exposiciones puntuales, genere debates concretos. Durante estos días una cuestión ha planeado en las tertulias y en las preguntas a los propios ponentes. Ayer, de nuevo, un espectador reiteró a Novellón el tema del uso del O2 en los ochomiles. La respuesta de Álvaro fue de manual: “para mí el alpinismo no es un deporte, pero si lo fuera, sería el único donde está permitido el dopaje”.

Se cerró brillantemente esta edición de la Semana Gijonesa. A pesar de la crisis que ha recortado tremendamente la capacidad de maniobra de la organización, la selección de los ponentes ha sido inteligente y acertada, todos han respondido a las mejores expectativas y el público lo ha agradecido con una masiva presencia y sus entusiasmados aplausos durante toda ella. Felicidades Gijón.

........................................Alfredo Íñiguez 2011



jueves, diciembre 01, 2011

Edurne Pasabán: Honradez y Corazón

SEMANA GIJONESA DE MONTAÑA
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Edurne Pasabán se hace querer. El público la adora. Alejada en todo momento del recurso fácil y el sensacionalismo, ayer por la tarde ante un increíble Jovellanos, pletórico, lleno a rebosar, abrió su corazón.

Está claro que en el alpinismo hay muchos estilos, incluso filosofías y es evidente que cada alpinista elije el suyo; lo único exigible a quién como profesional se debe al público en gran medida, es que deje clara su elección, su ética. La de Tolosa no engaña a nadie, va por delante. Muestra su juego y asume su estilo. A unos gustará más y a otros menos; pero no vende motos, es honrada y noble, en los tiempos que corren, otro ochomil que lleva en su mochila.

Estoy harto de los personajes que ponen a caer de un burro al vecino a traición. No solo en el alpinismo. Pasabán, para algunos, es un blanco fácil sobre todo por la espalda.

La realidad es que si a Edurne la bajan sus compañeros derrotada de un coloso del Himalaya, lo proyecta y lo cuenta, con un par. A partir de ahí, cada persona, alpinista o espectador puede sacar sus conclusiones: habrá quienes opinen que esa ascensión no debería contar y quién afirme que para eso están los compañeros. Correcto. Somos libres para pensar, elegir, y opinar.

Gerlinde Kaltenbrunner es amiga de Edurne, esta máquina austriaca ha subido a los catorce sin O2. Como sabéis, su uso es dopaje para muchos alpinistas, incluso en su momento para la U.I.A.A. Edurne la cito ayer y dejo clara su admiración por ella y su estilo, al igual que por nuestro paisano y amigo Nacho Orvíz, al que describió como un gran alpinista, muy técnico, gran compañero y una excelente persona. No va más señores.

Me gustó Edurne, está claro que tiene tablas y presencia en el escenario, pero hay cosas que no las dan ni la facilidad de palabra, ni cien conferencias. Una de ellas me emocionó, el trato con su ama: debe ser terrible que te llame tu madre todos los días al campo base e incluso te de el pronóstico del tiempo para los campos de altura. (A mí me dice mama “Alfredín, ten cuidado” y ya me pongo de ansiolítico).

También percibimos cierta tristeza en la alpinista cuando comentó que echaba de menos algo más de reconocimiento en el hogar. Ya se sabe, en casa del herrero cuchillo de palo. En realidad, más que contarnos su carrera, nos contó su vida a lo largo del proyecto a los gigantes de la tierra, incluso la profunda depresión en la que se vio sumida tras el terrible descenso del K2 y que puso en solfa a su espíritu durante un tiempo. Agradable y simpática con el público no dudó en mostrar sus miedos, sus dudas, y las ilusiones que animan su carrera; todo ello, en el marco de un Jovellanos mágico.

Esta tarde Álvaro Novellón baja el telón de la Semana Gijonesa.

..........................Alfredo Íñiguez 2011

..........................Foto: www.edurnepasaban.com



miércoles, noviembre 30, 2011

Mount St. Elias: se apagó la luz

SEMANA GIJONESA DE MONTAÑA

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P
rincipios de siglo. Faltaban apenas diez minutos para el comienzo de la conferencia y dando el último repaso a la misma, la lámpara del proyector hizo kaput. Como siempre, el viejo Jovellanos se veía pletórico, lleno, hasta el gallinero. Además, en aquella ocasión nos visitaba un gran amigo, una excelente persona: Juanjo San Sebastián. El pobre Bus me miró:

-¿Habrá una lámpara en el teatro?

Preguntamos. No hubo manera. Desmonté la lámpara y salí a escape hasta la tienda de fotos del Centro Comercial San Agustín, al lado de la sede del “Torre”. A las ocho menos cinco estaba la tienda petada. Me colé o mejor dicho, me colaron.

-¡Por Dios! ¿Tendréis esta lámpara?

Cuando la amable dependienta salió del almacén con la bombilla de los demonios en la mano pensé o dije, no me acuerdo ¡coño, El Grial!. De nuevo, un carrerón hasta el teatro, a Juanjo y Bus se les alegraron los ojitos, y a las ocho y cinco arrancó el evento. ¡Qué mal se pasa! Peor que en un pasaje rebelde y traidor.

Ayer, poco antes de hacer cumbre, a diez minutos escasos del final se fue al garete la tecnología y el Jovellanos entero inició la retirada del Mount Sant Elias. Nos bajamos. Bueno, salvo la cordada de un conocido noticiero gijonés que, por lo que publica hoy en su diario de expedición, sí alcanzo la cumbre y realizó el descenso.

Como decía en la crónica de ayer, el público es maravilloso, arropó con sus aplausos cariñosos a la organización en esos momentos tan desagradables. No pasa nada. A ver si tienen suerte y pueden encajar en las jornadas que quedan los diez minutos que faltan. Entre montañeros, todos sabemos que no siempre se sube a la primera. A veces, incluso no se sube.

La película “Mount St. Elias”, de producción austriaca y dirigida por Gerald Salmina es muy buena. De momento, sin haberla visto completa, no me parece de recibo hacer la crónica, esperaré a ver el final. (Como todos)

Me dice Martín Morillón que ayer en el Picu lo pasaron extraordinariamente bien con Steve House. Cuando me lo relate os lo contaré.

Hoy, Edurne Pasabán.

Y a la organización de la Semana, un ánimo solidario, creo, que de todos.

.............Alfredo Íñiguez 2011

.............Captura: Miguel Rodriguez



martes, noviembre 29, 2011

STEVE HOUSE

SEMANA GIJONESA DE MONTAÑA



Discurría media conferencia cuando un atestado “Jovellanos” explotó en una cerrada ovación, redonda, rotunda, categórica.

steve-house-semana-montana-gijon-cumbreDos cortos adornaban el ecuador del evento mostrando un par de escaladas en solitario a sendas cascadas de hielo. En el primero, un empotramiento salvaje a mano limpia con un piolo sujeto entre los dientes colocaba entre resoplidos a Steve House en tierra firme; en dos movimientos inverosímiles, tras afirmar las herramientas en una fisura, y la tierra helada. En el segundo, bajo un silencio que cortaba como el hielo, la imagen de un patinazo del alpinista en plena labor hizo soltar a un espectador un ¡hostia! que recorrió seco el coliseo gijonés, e hizo descargar de golpe la adrenalina acumulada por todo el público allí presente. Fue una sacudida de alto voltaje, un instante para recordar.

Para cuando se publiquen estas líneas, Steve, Martín Morillón y otros amigos estarán escalando la cara este del Picu, da la impresión de que tienen buen día. Me alegro. Seguro que el americano se empapará de Urriellu hasta el alma: Primero, porque va con quien va. Segundo, porque los románticos empedernidos detectan el sabor y la esencia de una gran montaña de manera automática. Y una persona que afirma “Lo mejor del alpinismo es la amistad y los compañeros” pertenece a una especie en extinción, al menos, entre los alpinistas extremos. Debería estar protegida, por ley.

Alguien podrá decir que Steve se hizo al romanticismo militante después del “bombazo” en la cara norte del Temple Mountain, que casi le cuesta la vida hace apenas un año. No lo creo.

Viéndole en una de las primeras fotos expuestas ayer, siendo un adolescente, casi un niño, acompañado por sus tíos en las montañas de su tierra natal y armados todos de unos alpenstock de colección, no tengo dudas: de casta le viene al galgo.

steve-house-norte-eiger-semana-gijon-2Su estilo se acabaría de forjar junto a los eslovenos, que pasan- junto con la escuela polaca- por ser de entre los alpinistas, los más duros y bragados del orbe: la casualidad no existe.

Probablemente el Piolet de Oro concedido a Vince Anderson y Steve House tras su escalofriante ascensión por el muro del Rupal al Nanga Parbat sea uno de los más merecidos de la historia, no es de extrañar que Messner se deshiciera en elogios.

Un gran comienzo, fantástica subida de telón en la Semana Gijonesa de Montaña.

El traductor sobresaliente: supo trasladar en todo momento la fina ironía y la simpatía que derrocha a raudales el americano.

La presentación, breve y concisa. Muy bien

El público, maravilloso: da gusto, emociona ver el Teatro Jovellanos lleno hasta la bandera y con la flor y nata del alpinismo asturiano allí presente.

Nuestro Bus, hubiera disfrutado ayer como un verderón, y como muchos de los espectadores, hubiera salido a las tertulias postreras en el Paseo de Begoña y sidrerías colindantes adornado de esa media sonrisa, marca de la casa “playa”, tras la lapidaria frase de Steve: “El O2 en los ochomiles es doping”

Felicidades.

........................ Alfredo Íñiguez 2011

.........................Fotos: Steve House (Norte del Eiger)

viernes, noviembre 25, 2011

PEP MASIP

L ANIVERSARIO DE LA VÍA RABADÁ/NAVARRO






Pep, es un tipo tranquilo, metódico, coqueto, tremendamente educado y sin duda culto. Su conversación discurre pausada y agradable. Piensa lo que dice y analiza lo que piensa. De la generación que nacía a la vida cuando desaparecían Rabadá y Navarro en el Eiger. Por tanto, a efectos de alpinismo, es un “ochentero” de pura cepa: de los que conservan el estilo y las maneras. Incluso - no es el único - aún viste el pantalón blanco para escalar, como si fuera un homenaje a una época inolvidable, y a su propia juventud… Su mejor retrato: conversar con él.






A: ¿Cuándo empezaste a escalar?

P- Con quince años en una zona que hay cerca de Barcelona que se llama El Figaró, también y sobre todo en Montserrat

A: ¿Y cuando basculaste a la Vega de Urriellu por vez primera?

- Pues, no me acuerdo si en el 79 o el 80 por primera vez…Aunque haciendo memoria creo que en el ochenta, con Felip Sandiumenge, un compañero de cordada con el que escalé el primer par de años de actividad un poco relevante. De aquella hicimos la Rabadá/Navarro, Murciana, Leiva…

A: Sabes que el año próximo se cumple el cincuenta aniversario de la Rabadá/Navarro y tú eres un asiduo en la “Tapia” ¿Qué significa para ti la cara oeste y la vía de los aragoneses en concreto?

P- Me resulta difícil de explicar. El Naranjo se ha convertido en mi segunda casa… La primera en muchos sentidos. Me gusta venir aquí, ver que sigue igual. No me gusta que pinten los caminos (como ha ocurrido en Montserrat y en tantos otros lugares), que cambien la montaña. Me gusta tener las sensaciones que tuve la primera vez. (Se ríe) Creo que es lo que buscamos todos y en lo sustancial creo que Picos mantienen bastante su espíritu, hasta los jitos… (vuelve a sonreír) porque si les dan una patada, los vuelves a hacer…

Sobre La vía Rabadá-Navarro, decirte que es la “ruta” por excelencia del Picu.. no me cansaría nunca de volver a escalar esta ruta…creo que la hice unas 9 o 10 veces…siempre es una experiencia especial, un nuevo compañero/a de escalada un día diferente, con sol, niebla o lluvia, en verano o en invierno, con compañeros o en solitario…recuerdo en especial la vez que la escalamos junto a mi amigo Joan Solé, en el invierno del 93, descendiendo por la sur con una gran nevada, de esas que ya te cuesta mas de 8 hrs llegar al refugio de Urriellu desde Sotres..




La Rabadá/Navarro al Picu es una de las rutas mas bellas que he escalado…Recuerdo que ese primer verano estuvimos escalando las otras rutas famosas de esta cordada (La del FIRE y norte del Puro en Riglos, así como la del Gallinero en Ordesa…) y tengo un gran y hermoso recuerdo de ese verano, repitiendo esas rutas y poniéndonos en la piel de esos escaladores, como haciendo un viaje en el tiempo…creo que lo que mas admiro de esa cordada, a parte de la increíble fantasía y creatividad eligiendo los itinerarios, era la pureza de las escaladas en cuanto a que no ponían demasiado hierro en la roca y los itinerarios quedaban con el material justo, cosa que hacia que, por lo menos en las primeras repeticiones las cordadas posteriores tuvieran sensaciones parecidas a los aperturistas..

Luego con el paso del tiempo y de las cordadas, se ha ido añadiendo material fijo a las rutas con lo que las rutas han cambiado mucho en algunos casos...Me hubiera gustado mucho conocerles, aunque cuando ellos murieron en el Eiger yo solo tenía 2 años... Sobre el 50 aniversario de la vía de al Oeste del Picu, me gustaría simplemente volver a escalarla una vez más…a ver si es posible y nos vemos por Urriellu.





A: Correcto Pep, recogido el guante. Por suerte has conocido muchos otros macizos en el mundo ¿Has encontrado en ellos parecidas sensaciones a las que te generan los Picos de Europa?

P- Sí, pero así todo para mí los Picos son especiales, es la gente, el ambiente, necesitaría más tiempo para poder describir con precisión lo que realmente me inspira esta pregunta…En lugares como Yosemite he encontrado sensaciones parecidas, aunque la pureza, el primitivismo que aún se respira aquí… Mira, sentí mucho la marcha de Rosa, la pastora de la Terenosa, es una generación, un modo de vida que ya se diluye. Ocurre aquí y ocurre en el Nepal… Queramos o no la vida va evolucionando.


A: Tienes un gran historial en la Oeste ¿Guardas algún recuerdo especial de esas escaladas?

P- En realidad solo abrí una vía, Tramuntana. Podía haber abierto alguna más…Los ochenta fueron un poco conflictivos en ese aspecto. Todo el mundo quería abrir su vía, yo quería pasármelo bien y no meterme en follones. ¿Te acuerdas de Sevi? Yo lo conocía mucho, cuando estaba abriendo el Pilar del Cantábrico se quedó sin compañero, me preguntó si quería acompañarle, y la verdad, no me apetecía meterme en un “berenjenal” de esos…Aquel año había venido con Jesús Gálvez y voy y le digo al Sevi: Ven que te voy a presentar a un compañero. Se lo presenté (risas) y abrieron la vía. Con la Revelación paso lo mismo, venía con Jesús para abrirla y con los Murcianos saltaron un poquito las “chispas”.

El refugio era la décima parte del actual, dormíamos ochenta tíos, hasta debajo de las mesas…El Tito pegando gritos…no se como no nos matábamos…Es una pena no tener algún vídeo de esas movidas. Yo era un chavalín y no quería meterme en líos, pero era divertido. De la saga de los murcianos me llevaba muy bien con el pequeño, con Javi, le vigilaban para que no fumara porros pero se escapaba con nosotros…Aquí cada año hay anécdotas, todo el mundo pasa por aquí. Es un punto de referencia.

A: ¿Y el resto de los Picos de Europa? ¿Has llegado a conocerlos? ¿La Peña Santa?

P- Sí. Recuerdo que Pedro Udaondo- escalé con él todo lo que pude- siempre me decía: Tenemos que ir a Peña Santa. La pena es que al final no fui con él. Fui con Luis Gómez, mi gran amigo de Madrid, durante un par de veranos, repetimos varias vías y también abrimos una ruta que le dedicamos a Pedro (vía Aitite). Me fascinó por lo salvaje que se conserva. Espero que no construyan ningún refugio. Sé que es más duro vivaquear, pero es el precio que hay que pagar por no alterar a la montaña. Los trazados en la Peña Santa son excepcionales, por la roca, la calidad, el ambiente, puedes hacer encadenamientos, hay sitio para nuevas rutas, Peña Santa es especial.





A: Una pregunta capciosa. ¿Qué esperas del futuro?

P- (Riéndose) ¿De mi futuro?

A: Sí, bueno, y del de todos…

- Ja, ja…Seguir escalando. Vivimos en el rincón más privilegiado del planeta. Además, tengo un trabajo estupendo. Seguir disfrutando de la vida. En cuanto a la dificultad, la que me apetezca, en el momento que me apetezca y con la gente que me apetezca. Por lo demás, a no retocar mucho la montaña. No meter muchos hierros en la montaña. Me pone enfermo ver como de la noche a la mañana aparece una ferrata con doscientos kilos de hierro más de los que hayamos podido meter tú y yo en treinta años, se hace con la disculpa de atraer la gente a la montaña y el argumento de que todo el mundo tiene derecho.

Tienen derecho, de acuerdo, y en nuestra generación hemos cometido errores, pero entiendo que yo no me dedico a cosas para las que carezco de actitudes, porque no puedo hacerlo, ni pretendo que aumenten las presas de una vía para que pueda escalarla. Seguro que alguien me tacha de nazi, pero he conocido montañas, Pedraforca, Montserrat, el propio Picu hace ya muchos años, y es una pena ver como lo alteramos todo, como a toda costa hay que dejar señal de nuestro paso. Nos olvidamos de los que vienen detrás.

El secreto está en que nuestra vanidad o el reconocimiento que en mayor o menor medida a todos nos gusta cuando hacemos una actividad y nos dicen ¡Qué bien lo has hecho chaval! no nos ciegue, y seamos conscientes de que los que vengan dentro de cincuenta años sí que tienen derecho a tener sensaciones parecidas a las que nosotros pudimos disfrutar, con la niebla, con los agentes meteorológicos que aún no hemos podido cambiar. Conservar la roca y el entorno sin hierros, cruces, vírgenes, placas de muertos, banderas…

La montaña es naturaleza. Para mí, si existe un dios es la naturaleza.



Entrevista realizada en la Vega de Urriello, septiembre 2011 por A. Íñiguez

Fotos: JOAN SOLÉ (Invierno del 93 en la Rabadá/Navarro)

jueves, noviembre 24, 2011

CINCUENTENARIO DE LA VÍA RABADÁ/NAVARRO





1962/2012 CARA OESTE DEL NARANJO DE BULNES



“21-6-1962. Escalada realizada por la cara oeste, con un tiempo formidable para lo que nos esperábamos de Picos. Algo de niebla durante la excursión por esa pared, la más hermosa y formidable que hasta la fecha hemos conocido. Somos dos excursionistas Zaragozanos que nos sentimos orgullosos de poder ofrecerla desde estas líneas, a todos los montañeros españoles que alguna vez han soñado con la escalada de esta provocativa pared.”

Alberto Rabadá y Ernesto Navarro ( Antiguo libro de cumbre del Picu Urriellu)

El día 16 de agosto de 1963 a las ocho de la mañana, Herman Geiger, piloto de los glaciares y jefe de salvamento con base en Grindelwald, acercó su aparato a la cara norte del Eiger. Su entrenada vista distinguió a dos hombres en el nevero de la Araña Blanca, dos cuerpos inmóviles cubiertos en parte por la nieve, uno de ellos de pie, en actitud de asegurar a su compañero. No pudo detectar ninguna señal de vida en ellos.

El alpinista y escritor austriaco, Tony Hiebeler, había organizado horas antes una expedición de socorro por la arista oeste a la que se sumaron los guías italianos Roberto Sorgato e Ignacio Puissi, el extraordinario escalador norteamericano John Harlin, que perdería la vida tres años después en la propia pared, y una pequeña armada española compuesta por los hermanos Regil: Jose Mari y Andrés, Ángel Landa y el hombre base de los maños, el también zaragozano Luis Alcalde. Su intento de auxiliar a los bravos aragoneses desde la cresta cimera, por las salidas de la arista Mitteleggi, fue en vano.

Alberto Rabadá y Ernesto Navarro, de 29 y 28 años de edad, habían fallecido por agotamiento, en la quinta noche en la pared, bajo condiciones extremas.

Desde la estación Kleine Scheidegg, horas después, Luis Alcalde pudo confirmar desde un telescopio el desenlace de la tragedia. El temporal había amainado y el sol del atardecer que había aparecido al fin acariciaba los cuerpos sin vida de la cordada en el nevero de la Araña. Habían muerto dos hombres. Había nacido un mito.

Eran tiempos grises, aquellos cincuenta del pasado siglo. Racionamiento y miseria campaban a sus anchas en una España que apenas se recobraba de la mayor tragedia de su historia.

A pesar de las circunstancias, de las carencias, y de la infinita tristeza que atenazaba los espíritus, en Aragón, la región de la voluntad y la reciedumbre, una generación de niños de la guerra se estaba forjando en las paredes de Riglos sin apenas medios, espléndido ejemplo para futuras generaciones de escaladores.

De todos ellos, dos hombres, Alberto Rabada y Ernesto Navarro estaban llamados a convertirse en la más brillante cordada del siglo XX en España. Su estilo, dotado del genio de Goya, de la voluntad y la intuición de Cajal, dibujaría a lo largo de nuestra geografía los trazados más bellos, las vías soñadas.

Y si hay alguna ruta que se alza como un monumento a sus autores, que ha sido la piedra de toque para varias generaciones de alpinistas, que es venerada por todos, es la Rabadá/Navarro a la cara oeste del Urriellu, la primera vía en la pared de poniente del Picu.





A lo largo del casi medio siglo de existencia de la ruta el material y la técnica han evolucionado lo indecible, aun así, la escalada de la Rabadá/Navarro conserva intacto su prestigio, su graduación 6a/A2 (6C+) para un recorrido de 750 m sobre un desnivel de 500 m, nos da una referencia clara sobre lo que nos encontraremos al afrontar su ascensión.

Si aquel aciago verano de 1963, una tormenta aún más persistente que la determinación de nuestros bravos aragoneses no hubiera acabado con sus fuerzas en el nevero de la Araña. Digo con sus fuerzas porque ni el mítico Ogro pudo con su voluntad. Cuando los equipos de rescate llegaron a avistarlos- sus cuerpos solo pudieron ser recuperados cuatro meses después- encontraron a la cordada en correcta posición de escalada, algo inaudito de observar, incluso para los curtidos helvéticos expertos en cien tragedias alpinas. Nunca sabremos que hubiera sido de los Maños, donde hubiera estado su límite como escaladores, pero nada nos impide soñar con ello.

Desde La Revista Digital Montaña Montaña y de manera independiente a otras iniciativas que estamos valorando, hemos comenzada un homenaje, en el fondo, para todo el alpinismo español. A lo largo de las semanas y meses siguientes aprovechando el aniversario que se aproxima, iremos entrevistando a los alpinistas y escaladores del Picu, a todos los que podamos, profesionales o amateurs, y siempre les preguntaremos por la Rabadá/Navarro: La vía soñada.



.......................... Alfredo Íñiguez 2011





martes, noviembre 22, 2011

UNOS EXTRAÑOS ESCALADORES


...............................................Un viaje por Vilafranca













“Fuerza, equilibrio, valor y cordura”: Cualquier alpinista firmaría, sin dudarlo un instante, este conjunto de calificativos como lema para la práctica del montañismo y la escalada, porque quien posea estos atributos en la debida proporción será un excelente practicante del deporte de las paredes y las cumbres.

Pues miren ustedes por donde, Josep Anselm Clavé, (Barcelona 1924) poeta, compositor y director de música, cofundador de “La Fraternidad”, el primer diario comunista de España, y padre de la música coral en nuestro país; en su obra “Los Xiquets de Valls” utiliza los anteriores términos para definir los atributos precisos de un casteller que se precie.

Hace unas semanas tuve la inmensa suerte de darme una vuelta por Vilafranca del Penedès, la capital vitivinícola de Cataluña. Ni me sorprendieren sus caldos, ni sus cavas. Aluciné con sus castillos humanos.











Sus "rocódromos" para entrenar...



Esta enxaneta es de origen asturiano. Se llama Xana.




-Alfredo, procura ficar el cap entre les espatlles... (él de les pulseres)

Vivimos extraños tiempos. España es un país donde no hay distancias kilométricas y tal parece como si a otros efectos estuviéramos separados por abismos insondables. El empeño de ciertos individuos en crispar, segregar y desunir, es patológico. Cuando el ánimo es el contrario, somos y estamos en el mejor lugar del mundo para vivir, con mayúsculas.




-“Alfredo, procura ficar el cap entre les espatlles, si es cau el castell pots portar una bona hòstia”

-¡Mi madre amigu! Soy de Gijón. Entendí lo de la hostia. Como no me lo traduzcas tiro el castillete abajo.

Entre el descojone general de la pinya, que es la base del castell, recibí de nuevo el consejo en perfecto castellano.

No pude sustraerme a la tentación de levantar la cabeza, de vez en cuando, para ver como los chavales, en la parte más alta, niños, cargaban el castell.


















Hablando de la canalla (Los chiquillos). A uno, se le eriza el vello viendo escalar a los guajes hasta la cima del castillo, cuando la enxaneta, la niña que corona, levanta la mano en la cúspide, la emoción en la plaza es indescriptible y ocurre algo maravilloso dentro del castell, aunque no puedas ver desde tu posición que el castillo está cargado, una corriente eléctrica sacude toda la torre en ese instante. Y a más, a más: Se inicia el descenso: hay que descargar el castell, como en la montaña, aquí también “la cumbre está en el valle.”










Que no les sorprenda lo de los guajes, viéndolos jugar en los parques a hacer castillos no es de extrañar la afición. En los adultos quizás esté más racionalizada, pero el sustrato creo que parte de la tradición y de una sensación general de piña, de ausencia de clase y posición social, de unión, solidaridad y compañerismo. Las agrupaciones de castellers se llaman collas

¿Vendrá de collaciu ?

....................................Alfredo Íñiguez 2011